miércoles, 29 de abril de 2015

Los problemas del piquero en los tercios españoles.

De un tiempo a esta parte me he percatado de que existe una tendencia por parte de blogs y publicaciones variadas de crear listas, de corte cómico e informativo, sobre diferentes facetas del cuerpo femenino, como puedan ser “12 problemas que solo tenemos las chicas con pechos grandes”, “ventajas de no tener pechonalidad” o “entre copas anda el pecho”. Ante tal aluvión de páginas y textos referentes a estos temas he llegado a una conclusión bastante curiosa.
No existe una contrapartida masculina.
Teniendo en cuenta el físico masculino, solo se me ocurre que semejante desigualdad se deba a que el género masculino vive recluido en su universo de envidias escrotales, puesto que no he localizado ningún tipo de publicación o revista masculina con ventajas e inconvenientes del tamaño del pene a tratar, salvo miles de anuncios de agrande su pene.
Y aquí estoy yo, valiente y dispuesto, como buen soldado de los tercios españoles, a describir las desventajas de ser un piquero en la corte de Carlos I.

1. AGUANTEN!!! AGUANTEEEEN!!!!

Todo piquero sabe que tiene que aguantar las cargas de caballería sin bajar la pica, como buen tercio español, pero existen formaciones de caballería que hacen que el soldado baje su arma aunque no lo quiera el sargento. La pica es un arma dura de manejar y difícil de blandir dada su extrema longitud, por lo que si una batalla se alarga o la caballería arremete con alguna de estas formaciones, las fuerzas pueden fallar. Esto se debe a que la sangre no puede mantener la fuerza necesaria para el correcto manejo de la pica, pero no desesperen, con un corto descanso el tercio español puede volver a la formación sin romper filas.

2. MANTENGA SU PICA CUIDADA, SOLDADO.

Otro de los problemas a los que se enfrenta todo piquero es al tamaño de las fundas para pica. Las espadas y dagas tienen un tamaño común, lo cual facilita el encontrar fundas para tales armas en todos los puestos del mercado. Sin embargo, la pica en nuestro país era un arma no muy común hasta hace poco, por lo que no hemos tenido acceso a fundas de un tamaño adecuado, hasta hace bien poco.

3. SU ÍMPETU ROMPERÁ LA FORMACIÓN!!!

Y no solo la formación, sino que también la funda de su arma. No sera el primer soldado de los tercios españoles que tras una carga furiosa acaba en un boticario junto con un jinete enemigo buscando solucionar el entuerto. Asegúrese de aguantar su poderío español antes de la embestida final y cuide que su funda no ceda a su ímpetu.

4. HUYEN DESPAVORIDOS!!!

La grandeza y poderío de la pica puede causar en el enemigo un terror tal que se negara a cargar generalmente por lugares oscuros o la retaguardia, optando siempre por la carga frontal, cosas más raras no se han visto. Así mismo, este miedo y terror al soldado español puede provocar que la caballería deje que intentar cargar y opte por otro tipo de estrategias, dejando al buen soldado español sin usar su pica como Dios y el rey mandan.

5. LA ARMADURA, AUNQUE INCOMODE, HA DE SER VESTIDA

Los piqueros españoles tenemos un grave problema con las armaduras, tanto con la ligera como con la pesada. La armadura ligera española suele ser ceñida, ligera como indica su nombre, y lo suficientemente cómoda para la mayoría de los soldados, pero no para el piquero. La pica es un instrumento grande y abultado, lo cual provoca que el enemigo se fije más de la cuenta en la armadura del soldado, por lo que nos hace destacar y provoca atenciones que pueden poner nervioso al tercio y hacer que rompa filas. Por el contrario, la armadura pesada, más ancha y robusta, no atrae la atención del enemigo, puesto juega con la incredulidad de este, pudiendo camuflar un tercio entero de picas. El único problema que acarrea la armadura pesada es su extremo peso e incomodidad para la batalla, haciendo que el piquero no se sienta a gusto y privándole de movilidad en el campo de batalla. Por ello suele el piquero español portar armadura ligera, aún sabiendo que puede atraer la atención del enemigo en demasía.

6. SOLO CON SU PICA NO PUEDE GANAR LA BATALLA, SOLDADO!!!

Por culpa de pergaminos, pregoneros, bardos y trovadores, el soldado español da demasiada importancia a su pica, más de la que puede tener en la batalla. Estas historias de piqueros ganando batallas son una total fantasía, ningún ejercito español ha ganado batallas solo con el uso de la pica. Esto hace que muchos piqueros pierdan el norte en batalla y se vean relegados a puesto de retaguardia en favor de arcabuceros o escuderos. El piquero de los tercios españoles debe estar versado en múltiples lides, como pueden ser la heráldica y la poesía, pues no solo con fuerza se pueden ganar las batallas.

Me he centrado en los más sonados, tratando de abordarlos con la mayor seriedad posible, como no puede ser de otro modo. Espero que os guste y que al menos os haya hecho pensar y sonreír. Un abrazo y un saludo militar.

viernes, 24 de abril de 2015

Porphyria´s Lover.

La sangre dejó de salir a borbotones del cuello de la actriz y el estruendo de los aplausos cesó en intensidad. Recordaba a las antiguas ejecuciones en la plaza mayor del pueblo, cuando las leyes aun se tragaban a la humanidad y todo el mundo animaba al ejecutor en su dura pugna contra el cuello del afortunado.

Pero esto solo era teatro. Pero teatro como nunca antes se había visto. Nadie sabía de donde nacían estas historias, ni que hacia Browning para gestarlas, pero nadie era inmune a su atracción. ¿Cómo podía un poeta, siempre a la sombra de su difunta esposa, crear obras tan magnas, capaces de llegar a lo más recóndito del alma humana y perforarla como un punzón de hielo que traspasa la carne? -Solo me dejo llevar. - decía cuando era entrevistado por los críticos, quitándole importancia a sus obras, eludiendo la realidad.

Esa realidad que solo él conoce, la repetición de un pacto que tiempo atrás también hiciera Fausto, aunque con diferentes resultados. Marlowe ya advirtió que jugar con seres que no alcanzan a nuestro entendimiento conduce a la perdición de cualquier mortal. Pero el conocimiento es poder, y el alma es una gran moneda de cambio, sobre todo si no es la tuya con la que comercias. Los acantilados de Dover son testigos de como el amor por la literatura puede superar con creces al del corazón...

Él continua escribiendo lo que la voz de su “desaparecido” amor le dicta desde donde quiera que este, donde la literatura y lo oscuro se mezclan en un imposible lazo con el alma y la cordura se pierde entre bambalinas y atrezo.