lunes, 14 de septiembre de 2015

A María le gusta Juan pero no José.

-Oye pues la Trini esta buena ¿eh?.
-Pero que dices tío, si parece un castor con sobredosis de esteroides.
-Pues yo le daba esteroides...
¿Cuantas veces habremos tenido este tipo de conversación con amigos o amigas? ¿Cuantas veces habremos pensado que fulanito o menganita tiene un gusto horroroso? Preguntas típicas en una sociedad que se rige por unos valores impuestos, modas pasajeras y estereotipos, pero lo realmente importante, lo que hace que escriba esto es el porqué. A María le gusta Juan pero no José.
“Pues vaya tema tonto, pues porque le gusta y punto, esto es una perdida de tiempo.” puede que penséis, pero no es la cuestión. Lo que quiero tratar es el porqué, de donde sale ese gusto, que razones tiene María para sentirse atraída por Juan y no por José. 

Si nos fijásemos en cuestiones evolutivas, podría ser debido a que Juan le aporta cosas que José no, le da más confianza, le aporta sustento y seguridad. Que fácil sería todo si viviéramos en un paraíso darwiniano, en el que la supervivencia de la especie primara al gusto personal, donde miles de tarugos de gimnasio dominaran el planeta entre demostraciones de virilidad, Hunga hungas y porrazos en la cabeza. Pero no es así, Juan puede ser perfectamente un tío delgado y bajito mientras José es primo segundo de Conan el bárbaro.

Entonces serán los gustos compartidos, las aficiones, o la afinidad sexual, ¿no? Pues tampoco estoy seguro de ello. En el ámbito personal, me han gustado mujeres totalmente opuestas a mí, con gustos como Los Simpsons, Nicky Minaj, los toros, el barrio, fumar, e infinidad de cosas más que a mí personalmente me horrorizan. Luego físicamente es igual, he estado con mujeres gorditas, con flipadas del fitness, con pechos grandes y pequeños, posaderas agarrables y que se escurrían, sin desmerecer una cosa o la otra, me gustaba sin yo poder hacer nada.
Pasa igual con la personalidad, muchas veces te gusta una persona porque tiene una personalidad fuerte, que te atrae y te hace fluir, pero más adelante resulta que te cuelgas de alguien que es todo lo contrario y no sabes realmente porqué. ¿De dónde procede ese gusto? ¿A qué se debe?

Luego está el caso de José, el cual es todo lo que María busca en un hombre, atento, servicial, divertido, guapo e ingenioso. Sin embargo, no le atrae para nada, es como si mirara la pared, nada hace tilín, no tiene insectos polinizadores en la barriga ni cascadas tropicales en la entrepierna. Y uno piensa para sí mismo “Pero a ver, si Isa tiene todo lo que me gusta de una mujer ¿Porqué no me atrae nada?” y analiza la situación y se da cuenta de que no lo entiende. Es curioso el comprobar como personas que se conocen, que supuestamente deberían ser el uno para el otro perfectos, no se atraen mutuamente hasta dar asco. Pero ocurre muy frecuentemente y creo que es digno de estudio. Y no hablo de relaciones amistosas, o de pagafantismo o cosas así, si no de personas que vistas desde fuera y conociéndolas bien, serian la pareja perfecta y, no solo tú, si no todos los que los conocen, coinciden en ello.

¿Existen patrones en el gusto? Seguramente, todos tenemos cosas que nos gustan más o menos, pero lo extraño de todo es que, aún siendo primordiales para cada cual, luego nos los saltamos como si nada. Personalmente creo que cada persona porta un gen caótico, algo que no puede controlar y que hace que te resulten atractivas cosas que no esperas, es la galleta china de la suerte, la bola mágica del futuro, algo con lo que no cuentas para nada pero te asalta cuan horda mongola atravesando las puertas del castillo que el bufón de la corte dejó abiertas por error.
El ser humano es maravilloso, es algo que nunca dejará de sorprendernos, positiva y negativamente, somos la hostia, nos guste o no.