jueves, 5 de marzo de 2015

Gone Girl

Aunque el título de este post sea el mismo que el de la última película de David Fincher, la cual recomiendo encarecidamente, todo sea dicho, el tema que abordo es otro, aunque guarde cierta relación con ella. Días como el de hoy, nublados y grises, siempre me recuerdan a los que ya no están con nosotros, aunque por regla general los recuerdo en días alegres y soleados. Esa sensación de perdida, de vacío dentro, es lo que me ha llevado a titular así el post y a escribir hoy después de bastante tiempo sin hacerlo.

Hace ya unos años que una de mis profesoras, para mi de las mejores que he tenido, nos dejaba ese vacío que antes mencionaba, dentro. Porque cuando alguien importante para uno se marcha, se crea un agujerito, un pequeño hueco donde antes se encontraba esa persona, que se llena con sentimientos del tipo que sea. Fue la persona que abrió mis ojos a la literatura, aunque muchos consideraran que su manera de dar clase no fuera la apropiada. Fue la única profesora que hizo que realmente leyera y entendiera la literatura, que buscara mi sentido a lo que leía, y que valoraba nuestra opinión de una manera abierta y sin prestar atención a convencionalismos, formalidades o cánones, si lo que expresabas era bueno, lo valoraba como tal. Recuerdo como todos mis compañeros esperaban asustados, releyendo los relatos o poesías antes de entrar en clase, aterrados por un posible quiz, mientras yo los esperaba expectante, sin leer absolutamente nada antes, para no contaminar mis ideas, creadas ya, con ganas de ver como podría abordarlo. Yo nunca he sido un buen estudiante, no voy a mentiros, pero si existía una clase que esperara con ganas durante el día, esa era la suya. Siempre recordaré cuando, repartiendo los quizes de “The hairy ape”, dijo mi nombre con una sonrisa. -“Un ocho y medio... ¿Qué ha pasado?”- acostumbrada a cincos y seises. Seguro que cualquiera podía habernos enseñado como la Beat Generation cambió la manera de ver la poesía, pero no estoy seguro de si hubiera despertado mi actual interés por ella. Posiblemente gracias a ella exista esto, estos textos que de tarde en tarde escribo, este blog que de tarde en tarde lleno, y esta cabeza que cada dos por tres esta llena de ideas, curiosidad y amor por lo escrito.

A veces imagino que la vida fuera como el cine, y que esas personas que se van, pudieran volver, pero la realidad no está tan vinculada a lo que hacia Georges Méliès como debería. Siempre quedará ese hueco dentro de cada uno lleno de recuerdos y aun así vacío a nuestro pesar.

Un abrazo.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Una carta para ti, amiga mujer.

Querida amiga

Sé que estás frustrada, que la vida no ha sido justa contigo, que no entiendes porqué los hombres no se enamoran de ti, porqué no consigues al chico que quieres solo con tu sonrisa sin importar tu actitud o físico o porqué solo te enamoras con hombres que te tratan mal, pero tranquila, voy a intentar hacerte ver que no es el universo conspirando contra tu felicidad, sino tu misma la que tiene los esquemas regular. Deja de engañarte, quien te ha dicho que el principal objetivo en esta vida es el amor verdadero no es para nada alguien en quien debas confiar, todo lo contrario. La felicidad, en cambio, vestida de sus distintos colores, sí que es un buen objetivo. Te estás engañando a ti misma si piensas que encontrar el “amor verdadero” va a solucionar tu vida, como mucho, alegrarla un poco y dependiendo de cada persona.

Soy uno de ese 98 % de hombres que busca en una mujer lo que tú dices tener, todas esas cosas que sí que valoramos como se merecen, pero curiosamente no somos el tipo de hombre que buscas y ahí creo que radica el problema principal. El buscar hombres que se fijen en la belleza antes que en muchas otras cosas, que antepongan el físico a todo, no es precisamente lo que los hombres “normales” hacen. Deja de engañarte a ti misma, tú quieres un tronista, un señor que pase más tiempo en el gimnasio que durmiendo, que pueda usar el producto de su pelo como arma punzante y os trate como una basura. Queréis ser un objeto, algo que pueda usarse, y eso a los hombres normales no nos atrae, lo siento, queremos una mujer, no una muñeca. Sois la que aunque vuestra pareja os trate con la punta del pie volvéis con el una y otra vez, no es cuestión de miedo al cambio, o de amor, sino de amor propio, ese que os falta.

Os escudáis en no querer ligar por vuestro físico, y os quejáis al no conseguir al chico ideal, que se va con la chica que se arregla, la que le importa poco el que dirán de ella, a la cual ponéis a caer de un burro por “hacer trampas”, cuando la que no entiende las reglas sois vosotras. En este mundo existen multitud de gustos, tantos como colores, así que es prácticamente imposible que no exista un hombre que busque lo que tú dices que no nos atrae, y ya dije antes que somos la mayoría los que buscamos alguien que vaya a nuestro lado, ni delante ni detrás, así que deja de engañarte y deja de buscar a tu Razor Ramón, porque lo único que consigues es seguir sufriendo en tu mundo de amargura y decepción. Sal fuera y conoce a alguien normal, somos muchos, en serio.

Un abrazo.

Firmado: Un amigo.

miércoles, 20 de agosto de 2014

10 motivos para leer a H.P. Lovecraft

Hoy 20 de Agosto se conmemora el nacimiento de Howard Phillip Lovecraft, uno de mis autores favoritos, y como hace tiempo que no escribo nada, ya sea por problemas técnicos o por agobios académicos, pues voy a daros diez razones para que deis una oportunidad al genio de Providence, así, sin más, porque yo lo valgo. Empecemos:
  1. Originalidad
El terror siempre se ha caracterizado por una serie de tópicos y temas recurrentes que han existido desde los albores de la literatura. Casas encantadas, fantasmas, asesinos... Este señor, allá por 1900 y poco, empezó a escribir sobre entes pandimensionales, realidades alternativas, seres de otra dimensión y una extensa pléyade de temas más relacionados con la ficción científica actual que con el terror que se estilaba en ese momento histórico literario.
  1. Creó escuela
A raíz de su obra innumerables autores acogieron la mitología y estilo que este creó, creando un extenso grupo literario que seguiría sus pasos hasta nuestros días. Gente como Robert E. Howard, Robert Bloch o August Derleth pertenecieron al selecto club de escritores que militaban en las filas del Círculo de Lovecraft, como se conocería más tarde el movimiento. En la actualidad gente como Stephen King o Neil Gaiman reconocen haber sido influenciados en su estilo por Lovecraft.
  1. Uso del Lenguaje
Mucha gente que conozco ha dejado de leerlo por lo complicado del mismo, incluso en castellano, o sea que imaginad como será en su idioma original. Arcaísmos a tropel se suceden seguidos por neologismos creados por Lovecraft en su afán por perturbar a los lectores por vías que están más allá de la narrativa. Ejemplos claros en su idioma original como Eldritch, Aeons, Eeire o Gibbous, la creación de palabras impronunciables como Cthulhu, Nyarlathotep, R´lyeh o Ghatanothoa son solo una pequeña muestra.
  1. “Héroes” atípicos
Una de las cosas que más me gustan de las historias de Lovecraft es como usa a sus personajes. En sus historias nunca encontraremos los típicos protagonistas planos y con recursos que sobreviven a todo lo que les echemos delante. Sus protagonistas suelen ser estudiosos, gentes de ciencia o intelectuales que no soportan la presión, que revientan mentalmente ante el despliegue bizarro, gente que no puede correr por la edad o simplemente por el terror, cuyas creencias son asaltadas por la locura, perdiéndose en los abismos de esta a la primera de cambio, algo que no se espera por parte del lector y que siempre es un soplo de aire fresco ante el buenrollismo literario imperante para los protagonistas.
  1. Cosmicismo
Otro de los puntos interesantes de la bibliografía de Lovecraft es apreciar lo que se conoce como Cosmicismo. Esta creencia filosófica literaria creada por el autor expone que para el universo, el ser humano es indiferente, insignificante, ni le es favorable ni hostil, cosa que más adelante escritores de ciencia ficción como Stanislaw Lem (al que también recomiendo encarecidamente) utilizarían y darían un sentido más amplio. Somos una mota de polvo como raza en un universo plagado de horrores que escapan de nuestra comprensión.
  1. Dificultad
Al anteriormente citado uso del lenguaje tenemos que añadir la complejidad argumental de las historias de Lovecraft. Personajes complejos, giros argumentales inesperados, ritmos que cambian sin notarse, usos novedosos (para la época, obviamente) del lenguaje, múltiples referencias a autores y textos inexistentes y muchas más cosas que requerirían un estudio completo, hacen de su lectura un reto apasionante.
  1. Mitos de Cthulhu
Lovecraft creó una mitología completa propia a partir de sus cuentos e historias que más quisieran muchas culturas. Un extenso panteón de dioses primigenios, dioses exteriores, sectas, alienígenas, seres de las profundidades del océano, realidades alternativas, ciudades y culturas perdidas y mucho más, que en su momento y más tarde fueron usados por otros escritores o medios.
  1. Cultura Popular
A raíz de la obra de Lovecraft se ha creado un macroverso en torno a sus creaciones que abarca todos los géneros narrativos existentes, tanto literarios como audiovisuales. El cine bebe de la obra del de Providence con varias obras inspiradas en sus cuentos, como Dagon o El que susurra en la oscuridad, de mejor o peor factura. El caso más actual podemos encontrarlo en la serie True Detective, que toma multitud de referencias de El rey amarillo, una obra de Chambers que inspiró directamente a Lovecraft y el uso de diferentes aspectos cósmicos y góticos muy propios de este ultimo para la ambientación de la serie.
  1. El Necronomicón
Y tenemos que salir de la cultura popular, aunque se pueda considerar parte de ella, para tratar este nuevo motivo. El libro de los muertos, escrito por el loco Abdul Alhazred era, hasta hace poco con la llegada de internet y el siguiente y ultimo motivo, el sello característico de la literatura Lovecraftiana. Este trozo de metaliteratura siempre presente en la obra, es posiblemente uno de los
recursos más usados de todas sus creaciones. Multitud de películas, obras de teatro, novelas, poesías, series de televisión, anime japonés, etc. hacen uso de él en mayor o menor medida. Recuerdo que cuando empece a leer a Lovecraft, hace ya muchos años, el tema principal de conversación era conseguir una copia del mismo, como si existiera realmente, imaginad el impacto del mismo en la mente de los lectores adolescentes. Citando al mismo “No está muerto lo que yace eternamente”.
  1. Chtulhu
El último motivo para leer la obra de Lovecraft es poder conocer su creación más popular, Chtulhu, el gigantesco horror tentacular que yace dormido en la sumergida ciudad de R´lyeh, “ahí es ná”.
Este ser alienígena es el más conocido por el público general gracias a la multitud de memes e imágenes que pululan por la red. Con motivos tan puros como la dominación y exterminio de la raza humana, este gigantesco pulpo humanoide cuenta con innumerables fans. A mí particularmente me parece uno de los dioses primigenios más normalitos dentro de las creaciones de Lovecraft, la verdad sea dicha, soy más de Nyarlathotep, que es quien parte el bacalao en las sombras, pero bueno, ya es cuestión de gustos. Vota Chtulhu! ¿Para que votar el mal menor?.

Espero que os haya gustado y que os anime a darle una oportunidad, es literatura de la buena, al menos en mi opinión. Espero volver a poder escribir pronto más asiduamente, mientras tanto, un saludo y cuidaos de los ángulos raros y las sombras extrañas.

martes, 1 de julio de 2014

Caótico Neutral

A raíz de conversaciones con nocturnidad y alevosía, he llegado a la conclusión de que seria un acierto para la raza humana y su sociedad, el poder usar cosas de los juegos de rol en la vida diaria. No me mal interpretéis, por muchas ganas que tenga de rociar a más de uno con adorable napalm, no va por la vía fantasiosa el asunto, así que guardad las espadas y los pergaminos de bola de fuego. A mí, como a tantas otras personas, nos cuesta mucho saber de que palo va el resto del mundo, y aunque poco a poco uno aprenda a desconfiar por defecto, me sigo llevando más de un palo y de los gordos.

¿Y que tiene esto que ver con los juegos de rol? ¿Qué has merendado, helado de peyote? Me explico. Una de las herramientas de creación de personaje de la que hacia gala el mítico Dragones y Mazmorras era el alineamiento. Consistía en seis categorías, agrupadas en dos grupos de tres respectivamente, que combinadas te daban una guía para interpretar a tu creación. Así pues, elegíamos entre Bueno, Neutral y Malvado, conforme a la guía interna del personaje en cuestiones de moralidad, que es lo que para el esta bien o mal, como reacciona ante situaciones ordinarias y cosas de ese tipo. El segundo grupo, formado por Legal, Neutral y Caótico, ayudaba a dirigir al personaje en los aspectos sociales del mundo, como por ejemplo las leyes, la religión, la magia y lo fantástico en general.

¿Útil, verdad? ¿No daríais lo que fuera por saber cuál es el alineamiento de la gente antes de acercaros a ella? Nos ahorraría montones de problemas y malos ratos.
-Hey ¿Que tal? ¿Cómo te llamas? Yo Antonio y soy caótico bueno ¿Y tú?
Nuestra vida seria muchísimo más sencilla y feliz si supiéramos esa información antes de cualquier tipo de relación. No nos veríamos en situaciones dañinas como nos vemos por confiar en la gente, cuando alguien cambiase de verdad se vería reflejado en su alineamiento, pues seria algo como el ADN de cada uno, y no tendríamos que luchar día a día con las ganas de rociar con napalm a los miles de mal nacidos que nos joden a nosotros y a nuestros amigos. Puede que sea una fantasiosa idea y que a la larga se quedara corta por número de categorías, que debería tener cientos y seria muy complicado de entender como todo lenguaje de etiquetas, pero soñar es gratis y el napalm está subiendo por la alta demanda.

martes, 3 de junio de 2014

Momentos.

Cataclismos sensitivos en forma de vivencias. Instantes que se guardan en lugares escondidos, que recuerdas con detalle y sobresalto en tu dermis. Comienzos apasionantes, finales inesperados, amistades infinitas, enemistades abruptas. Legiones de besos perdidos que se agolpan en el lóbulo frontal, produciendo que tu ceño se arrugue, se mezclan con peleas y frases que cada vez duelen más que antes. Un café cargado de risas y comentarios inteligentes. Una mirada compartida entre una multitud ajena. Mordiscos en mi hombro. Personas que dejan de estar en tu vida sin tu poder hacer nada para solucionarlo. Nuevas personitas que llegan para quedarse. Dejar atrás miedos y afrontar nuevos retos, empezar un nuevo libro. Escribir algo por querer hacerlo mientas los recuerdos se agolpan y empujan por querer salir. La vida resumida en una serie de momentos, que son parte de uno, definitorios por naturaleza. Los que te hacen ser quien eres.

viernes, 2 de mayo de 2014

Mis terrores favoritos I

Como llevo un tiempo sin publicar/escribir algo, esta tarde, en ese fértil periodo de imaginación que es la siesta, se me ha ocurrido escribir algo sobre los protagonistas de tantas y tantas películas de terror, los monstruos, y como no puede ser de otro modo, voy a empezar con uno de los iconos del género en pleno revival, los zombis. Tomando como punto de partida el género creado por el papá de los muertos, George A. Romero, nos encontramos con uno de los terrores recurrentes de esta generación, seres que solo se guían por un instinto nunca satisfecho, el hambre, que asolan el planeta haciendo la supervivencia del ser humano casi imposible.

Personalmente, lo que más miedo me produce, es el origen de estos seres, que si bien muchas veces se limitan a residuos tóxicos o radioactivos, otras veces se basan en creencias religiosas más aterradoras. El motivo de su aparición más aterrador y abrumador para mí, es que no quede sitio en el infierno. La persona que tuvo semejante idea acertó de lleno, porque hace que todas las ideas preconcebidas sobre género cambien por completo. En el mundo occidental, la religión cristiana, con todas sus vertientes y creencias, posiblemente supere el 80 % en lo que se refiere a creencia propiamente dicha, no me refiero a práctica de la misma. Lo más normal para estas personas es creer que existe un lugar mejor tras la vida, un sitio al que aspirar llegar por haber sido buena persona en la vida, y su contrapartida, ese lugar que los “motiva” de algún modo, ayudándolos a mantener su rectitud.

Ahora pensad en el motivo que antes mencionaba, que no quede sitio en el infierno. ¿Cuántos años lleva el ser humano en el planeta? Durante ese tiempo, el número de muertes que hemos sufrido, ya sea por causas naturales o no, es realmente incalculable. Trato de pensar en lo que realmente significa esto, que existiría un límite de espacio en algo que es una de las bases del cristianismo, un dogma casi, un espacio intangible reservado solo para los malvados, para los que no pueden llegar al cielo. El fracaso de la raza humana desde el punto de vista moral de la perspectiva cristiana. Sin tecnología, sin desastres naturales ni meteoritos, la raza humana se fagocitaría a sí misma en un último gesto “pio” por parte de su creencia religiosa, poético a la par que posible si lo miramos desde un punto de vista radical.

Y si tomamos esto como punto de partida, pensad ¿Qué seria de los supervivientes? Condenados a una vida de dolor y sufrimiento, de sacrificio por los pecados que otros han cometido, para aspirar a no convertirse simplemente en seres sin mente y poder llegar al paraíso. Una “vida” así, teniendo que cumplir a rajatabla los preceptos del cristianismo, ¿Es mejor que el infierno? ¿No seria este realmente el infierno cristiano que tanto se trataría de evitar? Personalmente me abruma pensarlo, y hablo desde un punto de vista totalmente escéptico sobre el tema.

¿Habíais pensado alguna vez en ello? ¿Qué opináis? Espero que os haya gustado, a ver si retomamos los Crossing Tales y las entradas propias, que llevo un tiempo bastante parado.
Nos leemos.

viernes, 4 de abril de 2014

Crossing Tales IV (Abanico y Gato) Autor: Casiopea Ola de calor


Cuando la policía llegó, encontró una carta sobre la mesa, a la víctima en el sofá y al gato jugando con las borlas que colgaban del extremo del abanico que la difunta sostenía aún. Según estaba, empapada en sudor, parecía a punto de abanicarse. En la carta, la mujer culpaba al Ayuntamiento de su muerte por no mitigar aquel verano sofocante que la estaba desquiciando. Antes de levantar el cadáver, el policía rompió la carta. En el informe, rellenó la casilla de la causa de la muerte con un escueto "ola de calor".