Se acabaron las fiestas. Ya no hay mas
polvorones, hojaldrinas o mantecados que devorar, vuelve la
tranquilidad al hogar. Se acabó el “descanso” y el sosiego para
dar paso a los agobios de los próximos exámenes. Y por si fuera
poco, un erial de ideas para escribir me asalta, como si de un felino
esperando a su presa se tratara, aprovechando la lentitud del atracón
navideño para darme caza impunemente. Gracias a la providencia que
para estos casos existe el cine, porque si no vete tu a saber de que
podría escribir yo ahora...
En los últimos días he visionado una
ingente cantidad de cine con motivo de las noches de tranquilidad en
mi habitación, que han hecho que me plantee varios temas con los que
poder escribir. Para empezar y por recomendación de mi amiga
Casiopea, vi las dos ultimas películas de Daniel Sánchez Arévalo,
Primos y La gran familia española. He de confesar que no soy muy de
cine español, veo cosas contadas por recomendaciones externas y casi
siempre de otro palo al de la comedia, y puedo afirmar sin miedo a
equivocarme, que las doce nominaciones a los Goya por su ultima obra
son merecidos. Algo tiene este señor que consigue acercar al
espectador a los protagonistas de sus cintas de tal manera que uno
acaba “incrustado”, no se me ocurre mejor palabra para definirlo,
dentro de sus historias. Mención especial y aparte, creo que bien
merecida, por su capacidad para inventar lineas de dialogo
memorables. En solo dos películas saca uno un montón de frases de
calidad pareja a los títulos de las novelas de Espinosa, autor que
algún día tratare.
En Primos, a mi, particularmente, me
acerco a las fiestas del pueblo de mi madre, que yo siempre llamo
mio, pero que en realidad es suyo, haciendo que empatizara con la
historia de primeras sin saber muy bien donde me estaba metiendo. A
partir de ahí, sus personajes y su guión me ganaron por completo.
Creí haber descubierto una de las mejores comedias españolas y que
Arévalo merecía mi atención. Entonces vi La gran familia española,
y comprendí lo equivocado que estaba. Yo, como buen bicho raro en
estas tierras que son nuestro país, detesto el fútbol, por lo que
era reacio a entrar en una historia con el marco argumental de una
boda el mismo día en que España ganó el mundial. Para mi sorpresa,
me involucre tanto en esta tragicomedia, porque no es una comedia
desde mi punto de vista, que acabe la historia con unos lagrimones de
un tamaño considerable, sera que soy un sensible.... Solo os puedo
instar a que veáis ambas obras, pues creo que merecen la pena.
Dejando el cine patrio atrás, paso a
comentaros otras dos películas que me han parecido muy
recomendables. La primera es La vida secreta de Walter Mitty,
dirigida y protagonizada por Ben “Mirada Mágnum” Stiller. Uno de
los mayores clichés del cine americano, en mi opinión, es la
evolución personal del marginado, o como un personaje aparentemente
gris y nada especial, cambia y se convierte en el rey del mambo, por
así decirlo. Es un género bastante curioso y disfrutable por norma
general, pero esta aventura que se ha marcado el señor Stiller es
mucho más que eso. Posiblemente uno de los mejores apartados
fotográficos que he visto en mucho tiempo (aludiendo un poco a la
revista Life, donde Walter trabaja) consigue atraparnos por su
belleza, para que luego el guión remate la faena con una maestría
considerable. Bravo por el nuevo trabajo del señor Stiller, que con
el tiempo esta madurando en un buen actor/director contrariamente a
lo que muchos pensaban.
La segunda película esta un poco mas
apartada del circuito comercial y cercana al genero Indie tan de moda
últimamente, aunque no estoy muy seguro de clasificarla así, todo
sea dicho. Titulada Her, el nuevo trabajo del amigo Joaquin Phoenix a
cargo del director de Como ser John Malkovich, Spike Jonze, es una
mirada al futuro y al interior del ser humano como animal social.
Imaginando un futuro distópico no muy lejano, donde la tecnología
se integra en la vida social hasta limites insospechados, nos
encontramos con una historia de “amor” entre un ser humano y una
inteligencia artificial, un sistema operativo con sentimientos y la
voz de Scarlett Johansson. ¿Disparatado? Puede ¿Posible? Pues
también. A día de hoy, con las redes sociales y los avances
tecnológicos tan ligados al ser humano, la idea de que una
inteligencia artificial que evolucione con el usuario y produzca que
este se enamore de ella es muy probable a la par que aterrador. Temas
ya tratados por genios de la ficción científica como Asimov o Lem,
se nos acercan ahora con la forma de una buena película que, a no
ser que a Hollywood se le crucen los cables, valga la redundancia
tecnológica, bien podría valerle un Oscar al bueno de Phoenix, que
creo se lo ha ganado, tanto por esta como por sus últimos trabajos.
Y hasta aquí me llega el cine por
ahora, espero retomar la inspiración dentro de poco y si los
exámenes no me destruyen antes. Espero que os haya gustado y os
animo a verlas. Nos leemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario