Te despiertas temprano y piensas “Hoy
voy a escribir”. Y desayunas pensado en el debate presidencial, en
como le cambia la vida una noticia a alguien, en como cada uno tiene
su propia realidad con sus problemas. Enciendes el ordenador y
revisas el correo, miras las noticias y las publicaciones que sigues
normalmente sin comprobar cambios aparentes. Arrancas el editor de
textos y te pones a escribir. Y ya hemos llegado a este punto de mi
realidad.
Estoy escribiendo algo sobre escribir, sin tener un tema
fijo en mente ni un objetivo concreto, solo escribir. Y aunque pueda
parecer una perdida de tiempo, para mi es al contrario. Tiene algo de
magia el plasmar pensamientos e ideas en un trozo de papel, o en este
caso, una pantalla de ordenador, y que otras personas puedan acceder
a el y saber que se te pasa por la cabeza. Y ya digo que a veces no
es necesario un tema concreto, solo escribir. Teclear. Compensar la
poca labia verbal con una verborrea textual desbordante. Sin guion,
nada que contar, solo escribir por hacerlo, una jam session de
adjetivos y verbos que se pelean por sobresalir.
Yo sigo sin saber
que escribir, sin encontrar creatividad para inventar, desesperado
con la imposibilidad de poder narrar algo que salga de mi cabeza sin
verse influenciado, ajeno a la creatividad. Pero aquí estoy,
escribiendo. Supongo que también tiene un valor terapéutico para mí
el soltar cualquier cosa que me asalte al intelecto, ese fluir del
texto que surca mis dedos y erosiona este folio figurado me relaja.
Igual debería hacer como Coleridge y autoinducirme sueños opiáceos
en pos de la creatividad, o como Wordsworth y aventurarme en la
naturaleza en busca de la inspiración, pero dudo que esos
acercamientos puedan activar mi musa.
Porque cada vez tengo más
claro que siempre hay una musa, ya sea una persona, una idea o una
cosa. Es algo que existe de una manera intangible pero perceptible,
la notas en muchos lugares, escondida y destacando, en una sonrisa y
lagrimas de alegría, en un mal momento, en un levantarse y
continuar, en muchas cosas imperceptibles para el resto. Yo veo a la
musa en esas cosas y aquí estoy, escribiendo sin un tema concreto,
sintiéndome poderoso por el mero hecho de poder expresar lo que
quiero, dejar fluir el texto fuera de mi persona como si de un tajo
en la yugular se tratara, a borbotones. Y puede que no importe, que
no tenga relevancia y sean lineas carentes de sentido, inútiles e
insulsas, pero no por ello voy a dejar de hacerlo. Y aquí sigo,
escribiendo.
Lo de la jamm session de adjetivos ma tocao la patata
ResponderEliminar