Rutilante rutina.

Ayer, tras casi dos meses con puntuales excepciones, volví a empezar a ir a la piscina. Es curioso como la mera idea de comenzar de nuevo con una rutina más o menos continua de ejercicio físico sube la motivación de uno. También me ocurrió que tras tanto tiempo sin ponerme en serio note mucho la falta de fondo (que aun así era bajo, lo reconozco) y me fundí en nada de tiempo, sabiéndome capaz de nadar mucho mas rápido y mejor.

Estos dos hechos puntuales me llevan a esta nueva entrada en mi blog con, como dirían mis loados Monty Phyton “and now for something completely different” , que trata sobre la rutina, tanto como algo positivo como contrario. Personalmente siempre he sido una persona bastante... caótica. Siempre he hecho lo que me ha parecido, intentando no estar nunca atado a nada, lo mas libre posible en todos los aspectos de mi vida, para bien o para mal. Esto, aunque suene ideal para cualquier soltero o soltera del universo, no terminaba de convencerme. Normalmente hacia ejercicio con poca regularidad, nunca dejando de lado el asunto, pero siempre con la cosa de no tener claro cuando practicarlo o si era lo que realmente quería.

Un día, una buena amiga me dijo que porque no pensaba en hacer las cosas más rutinarias, el marcarme una especie de obligación para conmigo mismo, que me ayudara a hacer las cosas más llevaderas. Esto que en principio empezó con cosas como cuidado personal (y no, no soy un metro sexual, pero uno tiene una edad ya y hay que cuidarse un poquito) y luego fue escalando en otros aspectos diarios, como alimentación por ejemplo. Pasado un tiempo, y viendo que con los entrenamientos del equipo de baloncesto en el que estaba no me llegaba para lo que me gustaría y sabiéndome incapaz de estar en un gimnasio, mi amiga volvió a sugerirme algo que me rondaba la cabeza desde pequeño, la natación. Aunque suene raro, siendo de Málaga, no supe nadar hasta el verano pasado, era una piedra de casi dos metros que tendía a hundirse.

El comenzar a practicar un nuevo deporte con un horario prefijado, con sesiones controladas y el hecho de aprender a nadar me resulto una experiencia realmente fantástica, y me hizo comprender cosas que antes no podía ni imaginar. Los días en que nadaba eran los mejores de la semana, mi cuerpo se fue acostumbrando a la rutina del ejercicio a esas horas y empece a notar como me iba tonificando poco a poco, ademas de descubrir un deporte tan relajante como es la natación, y si, enamorarme de el un poquito como quien dice.

Ahora tras dos meses de parón por varias razones externas vuelvo con más ganas que nunca, pero me encuentro con un descenso bestial en el rendimiento que antes había logrado. Los largos se hacen más largos aun, los brazos se cansan con mayor rapidez y las piernas pesan más de lo normal, pero nada que no se pueda arreglar con rutina y con practica.

Esto me hace abogar por una rutina puntual en mi vida, que no en mi personalidad, a sabiendas que puede ser beneficioso para mí, pero siempre con las ideas claras, para que las rutinas no se mezclen con el comportamiento y las relaciones con la gente, que aun caóticas e inesperadas, sé que son como quiero que sean.

¿Tenéis alguna rutina que sigáis en vuestro día a día? ¿Os parece estúpido el tener algo así en lo que apoyarse siempre? ¿Lo veis útil?

Espero que os haya gustado y leeros pronto.